La crisis energética ahoga a la industria del gigante asiático

Los cortes de electricidad se suman al encarecimiento de fletes y materias primas y afecta también a las empresas de todo el mundo.

Se está creando una tormenta perfecta en China. Al encarecimiento de las materias primas -que se han disparado entre el 20% y el 200%-, de combustibles fósiles como el gas o el carbón, y de los fletes a Occidente -que multiplican hasta por diez el precio que tenían antes de la pandemia-, se suma ahora una nueva crisis: la energética. La segunda potencia mundial tiene problemas para generar toda la electricidad que consume a la vez que cumple con sus compromisos de emisiones contaminantes -ha prometido reducir en un 3% su intensidad de carbono en 2021, pero solo un tercio de sus territorios lo han logrado-, y organizaciones como Nomura o CICC consideran que esta coyuntura lastrará el crecimiento económico, por lo que han revisado a la baja sus previsiones para este año entre una y cinco décimas.

El problema, recurrente desde hace más de una década, es especialmente severo en esta ocasión: la provincia sureña de Guangdong, principal centro manufacturero del país, ha pedido a los ciudadanos que pongan el aire acondicionado a 26 grados o más y a los centros comerciales que reduzcan su consumo energético todo lo que puedan, mientras que, según publican diferentes medios locales, al menos una ciudad del norte ha apagado hasta los semáforos, provocando un inesperado caos circulatorio. Hoy, la empresa energética estatal ha asegurado que asegurará el suministro básico para evitar los cortes de electricidad a la población.

Otra cosa muy diferente es lo que sucede en la industria. Incluso gigantes como Apple o Tesla han tenido que reducir su producción. El Gobierno ha publicado un semáforo provincial según el cual las diferentes plantas manufactureras deben echar el cierre o reducir considerablemente su intensidad energética si aparecen en rojo o en ámbar. «Los niveles de producción en las provincias más industriales están por las nubes, y también el consumo energético. Simplemente, no hay energía para todos», explica Pedro Segovia, responsable de la empresa de automoción guipuzcoana RTS en China. «Además, como la energía se genera -en torno al 70%- con centrales térmicas de carbón, se están implementando restricciones medioambientales que afectan a la producción», añade.

«El problema es que las reglas no están claras y se implementan de forma arbitraria», se queja un empresario chino que fabrica piezas en plata y que ha recibido la llamada de un funcionario requiriendo el cierre durante una semana. Lo corrobora Antxon San Miguel, director de operaciones de Tucai en la ciudad de Ningbo: «No hay nada escrito, solo se ha publicado el semáforo por provincias. En Zhejiang estamos en amarillo y el control no es muy grande. Según nos dice el gobierno de Ningbo, tendremos que parar a partir del 20 de octubre. Reducir consumo supone reducir exportaciones. Entiendo que esto es una jugada de ajedrez: se deja de consumir, se utiliza menos materia prima, y a ver si los consumidores pagan más por los productos. Creo que China está actuando bien, controlando lo suyo porque está ganando menos dinero».

San Miguel considera que en esta partida de ajedrez geopolítico, Pekín está jugando bien sus bazas para reducir el daño que sufre su tejido empresarial. «Me sorprende que Xi Jinping -el presidente de China- no haya tomado cartas en el asunto antes. Los fletes han pasado de 1.000 o 1.500 dólares a 15.000 o 18.000. Y solo hay una naviera china entre las diez más grades, que además es privada. Las materias primas también se han disparado, y China tiene que importarlas del extranjero. Sin embargo, los precios de venta solo suben un 2% o un 3%. Las empresas chinas están sufriendo esto mientras en Europa y Estados Unidos se están frotando las manos. Clientes pequeños del sur, que vendían sobre todo en Amazon, nos han dejado de comprar material porque no pueden asumir los fletes y pierden dinero».

El directivo avanza que la situación «va para largo», y las autoridades de las provincias del noreste, donde la temperatura cae hasta los 40 grados bajo cero en invierno, coinciden en que los cortes se pueden mantener hasta bien entrado el año que viene. «De las empresas extranjeras sobre todo lo están sufriendo las de Kunshan -donde se encuentra el polígono del grupo Mondragon- y de Nantong», comenta Segovia. No en vano, el gobierno de la provincia a la que pertenecen esas localidades, Jiangsu, ha enviado un comunicado en el que se anuncia «una suspensión a gran escala del consumo de energía en el sector industrial» y se ordena el cese de toda actividad industrial en Kunshan hasta el día 30 -el 1 de octubre comienza una semana vacacional-.

«Esta semana tenemos electricidad en las oficinas y en el taller, pero no podemos usar el compresor, los robots, ni las máquinas que consumen mucha energía. De momento, salvamos estos tres días que recuperaremos pronto. Pero, si esto sucede cada poco tiempo, puede ser un problema», comenta Mikel Gantxegi, director general de Mondragon Assembly. Como opción alternativa, el Gobierno sugiere a las empresas que contraten generadores diésel para que la producción de emergencia no se detenga.

Comercio global, en ‘jaque’ por escasez y alto costo de contenedores

La situación de los contenedores es mala porque la evolución del comercio global es buena”. Esta frase, que hace unos meses habría sido celebrada por exportadores e importadores en pleno desplome de los intercambios, hoy es el tema central de uno de los problemas que preocupa a todas las industrias, crea nubarrones sobre la recuperación económica y pone en jaque al comercio mundial.

La frase, de Alessandro Nicita, economista de la agencia de comercio de la ONU (Unctad), explica cómo es la fuerte recuperación de las exportaciones en el mundo la que está generando una verdadero choque, pues como agrega, “si el comercio estuviera deprimido, no habría crisis”.

Y es que la escasez de contenedores y los altos precios para transportar mercancías se cuentan entre las razones que están impulsando al alza los índices de inflación, en algunos casos a niveles preocupantes, al tiempo que está generando una falta de insumos para casi cualquier sector, desde alimento para ganado hasta chips de equipos electrónicos y carros, pasando por componentes de manufacturas, todo tipo de materias primas y bienes intermedios que son fundamentales para la reactivación.

Esta situación se vive hoy y se viene arrastrando de meses atrás, pero tiene su origen en 2020. Según Javier Díaz, presidente de Analdex, “el comercio mundial viene enfrentando un nuevo choque por la pandemia. Los cierres de frontera, toques de queda, cuarentenas y otras medidas de contención generaron una disrupción en las cadenas globales de valor y una afectación a los ciclos logísticos de los contenedores”.

Como resalta Díaz, esta situación ha generado escasez de contenedores, incumplimientos en los itinerarios y un incremento acelerado en los costos de transporte. Así, los fletes promedio de las unidades de 20 pies desde China a América Latina, por ejemplo, son hoy casi cinco veces superiores a la media de los últimos 12 años.

Las consecuencias de esta crisis silenciosa, que no se refleja de una manera tan clara en los indicadores, ya tiene consecuencias. Así lo afirma Diego Mauricio Gaitan, gerente de Desarrolladora de Zonas Francas, del Grupo ZFB, quien apunta que “la rápida recuperación ha traído escasez de materias primas, sobre costos y grandes demoras en una gran cantidad de industrias que, en algunos casos, ha generado el cierre temporal o definitivo de algunas plantas, por no contar con insumos oportunamente para su producción”.

Bajo este panorama, el comercio mundial es el que están sufriendo de manera directa las consecuencias. Por ejemplo, según muestra el índice SFCI, que es el indicador más utilizado para medir las tarifas de flete marítimo y analiza los costos de las rutas con China para contenedores de 20 pies, este ha pasado de poco más de 700 puntos en estas fechas de 2019, a los más de 4.500 puntos al cierre de agosto, es decir, un crecimiento de casi 530%. Este dato es mayor en algunas rutas.

Y esto, por descontado, acaba afectando al consumidor. Como indica un informe de la Untad, “el nivel actual de los costos de flete equivale a valores entre el 0,35% del precio minorista para ropa de alta gama y el 63,55% para muebles de bajo costo y gran tamaño”.

UN PROBLEMA LOCAL

Aunque esta coyuntura se puede leer en clave internacional, Colombia no escapa a esta realidad. Según Gaitan, “los costos de los fletes han llegado a subir entre 4 y 5 veces. Un contenedor de China a Colombia que se contrataba entre US$1.500 y US$2.000 antes de pandemia, hoy está de US$13.000 a US$15.000 si se consigue disponibilidad en la naviera, pues priorizan las rutas hacia oriente y podrían empezar a cerrar vías a Sudamérica, o de lo contrario, debe esperar en puerto pagando almacenamiento”.

Esta panorámica la complementa Javier Díaz de Analdex, quien apunta que “en el caso colombiano, el impacto es muy grande, principalmente en productos primarios como café y azúcar que, en la actualidad, presentan dificultades por la escasez de contenedores e incumplimiento de itinerarios en Buenaventura. Esto ha generado que se deban desviar las exportaciones hacia los puertos de la costa Caribe, generando sobrecostos adicionales de entre el 30-70 %”.

Ante esto, el Ministerio de Comercio dice que “las operaciones de comercio exterior en Colombia se desarrollan con normalidad. Sin embargo, la situación mundial de escasez de contenedores y disminución de las frecuencias de viajes de las naves podrían afectar en algún momento el flujo de comercio exterior regular que tenemos en el país”.

Desde dentro del sector, la crisis está a la orden del día. Así lo afirma Maersk, empresa que al ser consultada, explicó que “la pandemia creó importantes cuellos de botella y problemas de capacidad en todos los niveles de la cadena causados por una interacción de factores fuera del control de cualquier actor”, a lo que agregó que “desde la crisis financiera, la mercantilización del transporte marítimo ha llevado a que la optimización de precios esté en el centro. Todos los jugadores han sido demasiado ‘delgados’ en sus operaciones. Este enfoque podría funcionar cuando todas las funciones son un reloj, pero no cuando se aplica presión a la cadena de suministro”.

Así las cosas, para muchos, esta situación puede poner en jaque a la recuperación del comercio, la cual si bien va andando, no está exenta de riesgos. Así lo afirma la Organización Mundial del Comercio (OMC): “las perspectivas para el comercio siguen viéndose empañadas por los riesgos de deterioro, como las disparidades regionales, la debilidad persistente del comercio de servicios y las demoras en los planes de vacunación. Aunque la covid-19 sigue planteando la mayor amenaza a las perspectivas para el comercio”.

 

Fuente: www.portafolio.com

https://www.portafolio.co/internacional/comercio-global-afectado-por-escasez-y-altos-precios-de-contenedores-555890?utm_source=exacttarget&utm_medium=enlace&utm_campaign=Boletines_IniciandoElDia