Sin que se tengan aún cifras concretas de cómo le fue a la economía colombiana en el segundo trimestre del presente año, gremios, analistas, autoridad monetaria y el propio Gobierno coinciden en que hay señales claras de que el país está entrando en un ciclo favorable que lo puede encarrilar de nuevo hacia su crecimiento potencial en el mediano plazo. El viernes de la semana pasada, Mauricio Cárdenas, saliente ministro de Hacienda, dejó entrever, al término de la junta del Banco de la República, que el Gobierno prevé un crecimiento de 2,6 por ciento en el segundo trimestre. Esa percepción es la misma que tiene haciendo cuentas a buena parte de los analistas, varios de los cuales ya comenzaron a estirar sus cálculos, dándole un poquito más de gabela a lo que será el cierre del producto interno bruto (PIB) este año y el siguiente, por lo pronto. Y lo hacen porque en sus cuentas ven que unas mayores ventas externas, niveles más altos de confianza (consumidor, industrial y comercial), mayor gasto privado, reactivación del consumo de los hogares y las bajas tasas de interés le imprimirán una mejor dinámica a la economía en este segundo semestre del año. No significa, desde luego, que el crecimiento económico pegará un salto a más del 3 por ciento este año, sobre todo porque, en opinión de los economistas, la incertidumbre en el plano internacional se mantiene latente. En el peor de los casos, algunos analistas se niegan a modificar aún su proyección económica para este año, como el equipo de expertos del Banco de Bogotá, que prevé un 2,5 por ciento, y Credicorp Capital, que mantiene su meta en 2,3 por ciento. Estas cifras no son bajas si se tiene en cuenta el nivel de donde se viene. Sin embargo, el optimismo por un cierre de año positivo y un mejor 2019 ya ha tocado a otros, quienes decidieron agregar algunos puntos básicos a sus proyecciones económicas. Entre estos se encuentra el centro de análisis del BBVA, que de un PIB creciendo al 2 por ciento este año y 3 por ciento en 2019 pasó a una proyección de 2,6 y 3,3 por ciento, respectivamente. Y basa esas nuevas proyecciones en una aceleración de la dinámica privada; un mayor consumo privado dada la menor carga financiera de los hogares, que empezó a caer desde finales del 2017, y la mayor confianza empresarial que viene en franca mejoría. ¿Ahora las cesantías serán gravadas con impuestos? En cuatro localidades de Bogotá se concentra oferta hotelera Estos son los dos vices de Hacienda Colombia, segundo líder latinoamericano en banca virtual móvil “Este comportamiento se nutrirá de la permanencia de tasas de interés e inflación bajas en los próximos años y del incremento progresivo que tendrá el ingreso disponible a lo largo de la recuperación económica. Esto les dará también espacio a los hogares para tomar nuevas decisiones de crédito, en particular desde 2019, y así impulsar un nuevo ciclo ascendente en el gasto en bienes durables, tales como vehículos y electrodomésticos”, sostiene Juana Téllez, economista jefe de BBVA Colombia. En Bancolombia, cuyo equipo económico hizo un ligero ajuste en sus perspectivas, de 2,5 a 2,6 por ciento para este año, dicen que esa espiral en la que ha entrado el país contrastará con una alta volatilidad en los mercados internacionales, lo que traerá incertidumbre en el desempeño de la tasa de cambio y los activos financieros. No obstante, reiteran que “la economía colombiana se apresta a vivir tiempos más promisorios. Lo anterior permitirá que el país tenga un desempeño relativo superior a sus pares en el entorno financiero complejo que imperará en el mundo. Pero lo más importante para el país es que estas mejores condiciones macro sean aprovechadas para avanzar de forma decidida en acciones que fortalezcan el aparato productivo, aumenten la competitividad y hagan sostenibles las finanzas públicas”, señalan los analistas de la entidad. Uno de los factores clave en esa nueva dinámica que vislumbran serán las exportaciones tanto de productos tradicionales como de los no tradicionales. Pero en esta ecuación también es fundamental el despertar de la confianza a nivel general, dicen los economistas. “Para 2018 la expectativa se encuentra en que cada uno de los distintos niveles de confianza (consumidor, industrial y comercial) cierren en terreno positivo”, dicen en Alianza Valores. Advierten que en sus cuentas está un crecimiento de la economía de 2,5 por ciento, en el cual las mayores perspectivas están enfocadas en el sector petrolero, industrial, comercial y la inversión extranjera directa. Pero aclaran que mantienen una posición neutral sobre el sector de la construcción, “la cual demuestra que lo peor ya ha sucedido y que existirá una lenta recuperación de este en general. Los sectores en los que nos encontramos más escépticos son los de construcción de edificaciones diferente a vivienda y transporte”. REDACCIÓN: CARLOS ARTURO GARCÍA M. EN TWITTER: Consolidar el repunte El ambiente de optimismo también se siente por los lados del Banco de la República, cuya junta directiva no solo mantiene su meta de crecimiento en 2,7 por ciento, sino que ya comienza a notar una inclinación de que este desempeño puede ser mucho más cercano al 3 por ciento al cierre del año. Algunas señales de esto se enviaron al término de la séptima reunión de su junta directiva, el viernes de la semana pasada, en la que se destacó el buen desempeño de los socios comerciales y el alto precio del petróleo, los cuales vienen favoreciendo la demanda externa del país. “La junta (del Emisor) es ahora más optimista que en el pasado reciente sobre el comportamiento de la actividad y la inflación, a tal punto que la mayoría de codirectores prevé un crecimiento en 2018 más cercano a 3 por ciento, un claro indicio de los posibles ajustes en las proyecciones de la entidad”, advirtió el equipo de analistas del Banco de Bogotá. Entre los expertos también hay consenso en que esas muestras de recuperación que están aflorando necesitan de acciones y compromisos que permitan no solo consolidarlas, sino hacerlas sostenibles en el tiempo. Para encauzar el país hacia su crecimiento potencial, “se deben emprender reformas que ayuden a cumplir esos objetivos, como contar con una mejora del sistema de pagos de alto y bajo valor, a fin de promover la transformación digital y la centralización de las políticas digitales, reformar el marco tributario para incentivar la productividad y la formalización de la economía, fortalecer la administración de impuestos, reformar el agro para incentivar el uso productivo de la tierra y mejorar el financiamiento del sistema de seguridad social”, detalló Juana Téllez, del BBVA. Nota tomada de el tiempo.com