El anuncio del presidente de Colombia, Iván Duque, de retirar al país de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, no ha suscitado mayores reacciones de quienes defienden o atacan a esa institución, creada por iniciativa del fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez y del exmandatario argentino, también fallecido, Néstor Kirchner. Y es que en la práctica ese organismo ha aportado muy poco para lo que fue creado: ser un espacio de integración cultural, económica, social y política, respetando la identidad de los miembros. El mayor cuestionamiento al organismo, desde su creación, ha sido la orientación política de izquierda de sus fundadores, que en su momento compartieron otros gobiernos como el de Brasil, de Bolivia, Uruguay, Ecuador y Paraguay. En el caso de Colombia, con su poca identificación y cercanía con la Unasur no se vislumbra que su retiro tenga mayor impacto político y en cambio sí puede generar una ola de retiros por parte de otros gobiernos que no comparten su concepción, filosofía política y los gastos que supone la administración de una burocracia en Quito, Ecuador, sede del organismo. El principal argumento de Colombia para su retiro de la Unasur -una decisión que se hará efectiva dentro de seis meses- fue por que se consideró que ese organismo ha sido cómplice del régimen del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Ya desde abril pasado Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú habían anunciado que dejarían de participar por tiempo indefinido en la Unasur debido a que, en su opinión, el organismo ha estado acéfalo bajo la presidencia pro tempore de Bolivia, por lo que no se dan las condiciones para tomar decisiones. A esta situación se suma que el presidente de Ecuador, Lenín Moreno solicitó hace pocas semanas la devolución de la sede de la Unasur para instalar una universidad indígena. Dicha sede había sido construida por el anterior gobierno de Rafael Correa. En este sentido, al no contar con un espacio físico para el organismo, se podría entrar en una crisis que haría que este desaparezca por algo así como una sustracción de materia. Falta ver cómo reaccionarán los demás países miembros que ven en la Unasur un foco de burocracia que les genera pocos réditos políticos y sí, gastos apreciables. El tiempo, 29 de agosto de 2018, tomada de www.eltiempo.com